Te he vivido intensamente, eso es. Y es que mi vida nunca ha tenido mayor sentido que ahora, cuando todo el día tengo la ilusión de manejar un par de cuadras contigo a un lado, en tu silla de bebé, mientras te quitas los calcetines o me avientas cuanto tienes a la mano; y luego llegar a la casa, pelear para que cenes sin tirar todo al piso, y finalmente sentarnos en el sofá rojo viendo Los Simpson hasta que las fuerzas del día se te acaban y recargas tu cabeza en mi pecho para dormir… y es entonces cuando me siento más útil, cuando me siento más dichoso.Muchas veces cuando estás dormida te cuento cosas (perdóname por molestar tu sueño), te digo lo que siento y te pido que no crezcas rápido porque me aterra pensar que un día tengamos que separarnos. Otras veces sólo te miro y de pronto dibujas una sonrisa en tu cara.
Tú me has hecho mejor persona, con tu llanto, con tu risa, tu no dejarnos dormir, tu terquedad por que tu padre te tome de las manos mientras caminas y me rompes la espalda, los golpes que con intención y sin intención me das, tu pelear cada vez que te doy de comer y con la forma en que luego desesperas a tu madre.
Vale, te espera una vida: habrá música, habrá chocolates (acuérdate de lo que siempre te digo), habrá juegos y juguetes, habrá amistad y te juro que siempre habrá el amor de tus padres que se vuelven locos por ver otra sonrisa en ti. Te amo.
