ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA NO ESTÁ BASADA EN NADIE, NI QUIERO QUE INSPIRE A NADIE, PERO PODRÍA.
Cuando lo vio llegar con esa playera negra de Pink Floyd supuso que seguía siendo el mismo; y podía serlo, si no fuera por los 20 años de frustración a cuestas.
Hace un año no sabía nada de él, y hace muchos más que siquiera lo veía. Parecía más delgado y tenía el cabello un tanto largo, pero mejor cuidado que cuando lo conoció. Pronto ella se lanzó a un abrazo y reconoció que su llamada la semana anterior la había sorprendido; él, callado, besó la mejilla y pensó “su piel ya no es tersa”.
La mesa en el bar del Sanborns estaba distante a todo, los meseros caminaban mucho para llegar e ir al baño era una odisea insufrible, pero también ofrecía un ambiente íntimo para la charla sólo interrumpida por el sonido de un organillero que no alcanzaban a ver por las ventanas.
Él escuchó 20 años de la vida de la dama en minutos, desde su noviazgo y la dolorosa separación, carrera, casamiento, un hijo (que juró era su adoración), divorcio, llanto y un proceso actual de curación emocional. Él se limitaba a asentir con la cabeza, tomar pequeños tragos de cerveza y comer cacahuates enchilados.
Cuando ella le preguntó sobre su vida, él intentó decir que todo estaba bien, pero pronto enmudeció para también guardar lágrimas añejas. Imaginó levantarse de la mesa y sacar el puñal guardado para esta ocasión, acercarse mientras ella tratara de huir y ver el miedo en sus ojos hermosos. “Te amo”, sería correcto decirlo antes de quitarle la vida…
El llanto de la mujer lo extrajo bruscamente hacia la realidad, sus ojos estaban inundados en llanto cuando con sufrimiento se aproximó a él para darle un beso, “te amo” susurró ella mientras el helado hierro cortaba todo por dentro…
jueves, 22 de noviembre de 2007
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